¿Qué significan los colores de las auroras?
Las auroras son uno de los fenómenos más espectaculares que podemos presenciar en el cielo. Ya sea en su versión boreal, visible en el hemisferio norte, o austral, en el hemisferio sur, estas cortinas de luz danzante nos dejan perplejos. Lo que a menudo olvidamos es que, más allá de su belleza, las auroras encierran una compleja interacción de procesos físicos y químicos que las hacen posibles. En este artículo, exploraremos en detalle qué significan los colores de las auroras, cómo se forman y qué información podemos extraer de su colorido espectáculo.
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¿Cómo se forman las auroras?
Para entender el significado de los colores de las auroras, primero necesitamos comprender cómo se forman. Según la NASA, las auroras se generan cuando partículas cargadas del viento solar, que viajan a millones de kilómetros por hora, chocan con la atmósfera de la Tierra. Estas partículas, compuestas en su mayoría por protones y electrones, son expulsadas por el Sol durante eventos como las erupciones solares o eyecciones de masa coronal. Al ser atraídas por el campo magnético terrestre, estas partículas se dirigen hacia los polos magnéticos, donde interactúan con los gases presentes en la atmósfera, generando luz.
Este proceso es similar a lo que ocurre en un tubo fluorescente, donde una corriente eléctrica excita a los átomos del gas, que luego emiten luz al regresar a su estado de reposo. En las auroras, el tipo de gas y la altitud a la que ocurren las colisiones determinan el color que veremos en el cielo.
El papel del viento solar y el campo magnético terrestre
El viento solar es una corriente continua de partículas cargadas que provienen del Sol. Sin embargo, no siempre es uniforme; en ciertos momentos, como durante una tormenta solar, su intensidad aumenta. Cuando esto sucede, el flujo de partículas cargadas aumenta considerablemente y golpea el campo magnético de la Tierra con mayor fuerza. El campo magnético terrestre actúa como un escudo protector, redirigiendo estas partículas hacia los polos, donde la interacción con los gases atmosféricos es más intensa.
Es importante mencionar que las auroras no solo son visibles en el hemisferio norte. En el hemisferio sur, este mismo fenómeno se conoce como aurora austral, y ocurre por las mismas razones físicas. Aunque la mayoría de nosotros estamos más familiarizados con el término «aurora boreal», ambos fenómenos son idénticos en naturaleza.
Los colores de las auroras: ¿Qué nos revelan?
Uno de los aspectos más fascinantes de las auroras es la variedad de colores que pueden adoptar. Los colores de las auroras no son aleatorios; en realidad, nos ofrecen pistas cruciales sobre la composición de la atmósfera y la altitud a la que ocurre la interacción entre las partículas solares y los gases atmosféricos. Vamos a explorar los colores más comunes y su significado.
Auroras verdes: el color predominante

OSCAR DOMINGUEZ/TANDEM STILLS
El color verde es el más común en las auroras boreales, y su presencia es el resultado de la excitación de átomos de oxígeno a altitudes de entre 90 y 150 kilómetros sobre la superficie terrestre. El oxígeno, cuando es golpeado por las partículas solares, emite luz en el espectro verde, que es la frecuencia más visible para el ojo humano. Este color suele dominar los espectáculos aurorales debido a que el oxígeno es uno de los gases más abundantes en la atmósfera a esas altitudes.
Dato curioso: El ojo humano es más sensible al color verde que a cualquier otro color, lo que explica por qué a menudo percibimos más verde en las auroras, incluso si otros colores están presentes.
Auroras rojas: oxígeno a mayor altitud

El rojo es un color mucho menos común, pero cuando aparece, suele ser el resultado de la interacción de las partículas solares con el oxígeno a una altitud mucho mayor, por encima de los 200 kilómetros. A estas alturas, la densidad de la atmósfera es menor, lo que permite que los átomos de oxígeno emitan luz roja. Esta luz es menos frecuente porque a mayor altitud, la probabilidad de colisión entre las partículas del viento solar y los gases atmosféricos disminuye.
Las auroras rojas suelen ser más difusas y menos intensas que las verdes, pero cuando aparecen, crean una imagen impactante, tiñendo el cielo con tonos profundos de rojo.
Auroras azules y púrpuras: el papel del nitrógeno

El nitrógeno, otro gas abundante en la atmósfera terrestre, también juega un papel crucial en la creación de las auroras. Cuando las partículas solares interactúan con átomos de nitrógeno, se producen emisiones de luz en el espectro azul y púrpura. Este fenómeno suele ocurrir a altitudes más bajas que las auroras verdes, generalmente por debajo de los 100 kilómetros.
El nitrógeno también es responsable de los bordes más azules o púrpuras que a veces acompañan a las auroras. Aunque estos colores son menos comunes y menos brillantes que el verde y el rojo, su presencia añade una complejidad adicional al espectáculo.
Auroras amarillas y anaranjadas: mezclas de colores

Si bien el verde, el rojo, el azul y el púrpura son los colores principales, a veces podemos ver auroras que parecen amarillas o anaranjadas. Estos colores no son el resultado de un gas específico, sino que son el producto de la combinación de diferentes colores en el cielo. Por ejemplo, cuando las auroras verdes se mezclan con las auroras rojas, el resultado puede ser un tono amarillo o anaranjado.
Factores que influyen en la aparición de colores en las auroras
Aunque la composición de la atmósfera es un factor clave en la aparición de los colores de las auroras, hay otros elementos que también influyen en su colorido. Veamos algunos de ellos:
Intensidad del viento solar
La intensidad del viento solar es uno de los principales factores que determina la brillantez y variedad de los colores de una aurora. Durante una tormenta solar, cuando el viento solar es especialmente fuerte, es más probable que veamos colores más intensos y una mayor variedad de tonalidades. En estas circunstancias, las auroras pueden ser visibles en latitudes más bajas de lo habitual.
Latitud geográfica
La latitud geográfica también juega un papel en la aparición de auroras. Cuanto más cerca estemos de los polos magnéticos, más probabilidad tendremos de ver auroras, y también es más probable que veamos una mayor variedad de colores. En latitudes más bajas, como en regiones del sur de Canadá o el norte de Europa, las auroras suelen ser principalmente verdes, ya que la interacción ocurre en altitudes más bajas, donde el oxígeno es el gas predominante.
Hora del día y temporada del año
Las auroras son más comunes durante los meses de invierno y en las horas cercanas a la medianoche, ya que la oscuridad facilita la visibilidad de estos fenómenos. Durante los meses de verano en las regiones polares, el fenómeno del sol de medianoche puede dificultar la observación de auroras, incluso si están presentes.
Conclusión
Las auroras son mucho más que simples espectáculos de luz en el cielo. Sus colores revelan información clave sobre la interacción de las partículas solares con nuestra atmósfera, permitiéndonos comprender mejor la composición de los gases en las diferentes capas atmosféricas y cómo estos responden a los embates del viento solar. Desde el común verde hasta los raros rojos y púrpuras, cada color nos cuenta una historia sobre la física y la química de nuestra atmósfera.
Aunque la ciencia detrás de las auroras es fascinante, no debemos olvidar que su belleza sigue siendo una de las maravillas naturales más impresionantes que podemos presenciar. La próxima vez que nos encontremos bajo un cielo iluminado por auroras, podremos apreciar no solo su estética, sino también el vasto conjunto de procesos cósmicos que las hacen posibles.
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