Monte Everest ¿Por qué es tan difícil subir?
Subir el monte Everest es, sin lugar a dudas, una de las experiencias más emocionantes que alguien puede vivir. Sin embargo, detrás de esta emocionante aventura se esconde un riesgo considerable para los alpinistas. No basta simplemente con ir bien equipado y contar con un guía experto; la travesía está plagada de múltiples factores que podrían convertirla en una experiencia catastrófica. Uno de los principales riesgos es el mal tiempo, que puede cambiar drásticamente en cuestión de minutos y poner en peligro la vida de los escaladores. En este artículo, exploraremos en detalle cuáles son los riesgos inherentes al aventurarse en esta imponente y peligrosa montaña.
Lo que encontrarás en este artículo
¿Que es el Monte Everest?

Es posible que estés familiarizado con el Monte Everest como una de las montañas más grandes del planeta, pero quizás desconozcas que este majestuoso pico forma parte de una cadena montañosa mucho más extensa: el Himalaya. Situado en la región fronteriza entre China, India y Nepal, el Everest se destaca como la montaña más emblemática y codiciada de la región.
La fascinación por el Everest va más allá de su impresionante altura; su prominencia geográfica lo convierte en un símbolo de grandeza y desafío para los alpinistas y aventureros de todo el mundo. La mística que rodea a esta montaña es palpable, atrayendo a miles de turistas y escaladores cada año, especialmente a la región nepalí, donde se encuentra la famosa ruta de ascenso.
El origen de la colosal altura del Everest ha sido objeto de estudio y debate por parte de la comunidad científica. Se cree que su formación está vinculada a la colisión de placas tectónicas, un proceso geológico que ha moldeado el relieve de la región durante millones de años.
Curiosamente, aunque durante mucho tiempo se ha considerado al Everest como la montaña más alta del mundo, esta afirmación ha sido objeto de controversia. A pesar de la prominencia indiscutible del Everest, algunos expertos argumentan que otras montañas, como el Mauna Kea en Hawái, podrían considerarse más altas si se mide desde la base hasta la cima, en lugar de medir la altura desde el nivel del mar.

Es cierto que el Monte Everest, con sus 8,848 metros sobre el nivel del mar, es la montaña más alta del mundo si medimos desde el nivel medio del mar.

Es cierto que, hablando en términos de tamaño total, la montaña más alta es el Mauna Kea, un volcán inactivo situado en Hawái. Aunque su cima se encuentra a una altitud de 4,205 metros sobre el nivel del mar, la mayor parte de su altura está sumergida bajo el océano. Si consideramos su altura total, desde la base en el lecho marino hasta la cima, el Mauna Kea alcanza una impresionante altura de 10,211 metros, superando al Monte Everest en aproximadamente 1,363 metros. Esta distinción a menudo pasa desapercibida debido a que la mayor parte de la montaña se encuentra bajo el agua.
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¿Cuantas expediciones han llegado?
Aunque no se disponen de datos exactos, se estima que aproximadamente 6,000 alpinistas han alcanzado la cima del Monte Everest en unas 4,000 ocasiones. Algunos de estos aventureros han repetido esta hazaña en múltiples ocasiones, lo que demuestra el atractivo y la desafiante naturaleza de esta icónica montaña para los escaladores de todo el mundo.
¿Porque es tan difícil llegar?

Para emprender la epopeya de conquistar el Everest, el primer desafío es alcanzar el campamento base, una tarea que, lamentablemente, menos del 70% de los aspirantes logra completar. Una vez establecidos en este punto crucial, los alpinistas deben someterse a un riguroso proceso de aclimatación que implica pasar al menos 8 días, durante los cuales se enfrentarán a una extenuante rutina de ejercicios diseñados para fortalecer sus músculos y adaptarse a las alturas extremas. La resistencia física se convierte en una herramienta invaluable en esta etapa, ya que transportar provisiones esenciales como comida y agua, junto con el equipo necesario, representa un desafío monumental.
Un paso en falso, como retrasar al grupo, puede desencadenar consecuencias devastadoras, desde quedar atrapado en condiciones climáticas adversas hasta poner en peligro la expedición entera.
En medio de este desafío, la elección de la indumentaria adecuada es vital. Las temperaturas extremadamente bajas en la zona pueden ocasionar congelamiento de extremidades, por lo que contar con equipo térmico de alta calidad es una necesidad ineludible. Además, la compañía de un guía experimentado se vuelve indispensable, ya que aventurarse solo aumenta exponencialmente los riesgos de enfrentarse a peligros mortales.
Por último, pero no menos importante, cada paso dado implica confrontar una serie de obstáculos impredecibles, que van desde avalanchas hasta el temido mal de montaña. A pesar de los riesgos, la travesía hacia la cima del Everest es una experiencia extraordinaria que desafía los límites humanos y deja una huella imborrable en la vida de quienes se aventuran a emprenderla.